La Sierra Nevada

Más que una montaña

La historia de la Sierra

En tiempos prehispánicos y por lo menos desde el 200 d.C., la Sierra Nevada fue habitada por los tairona y sus antecesores, un grupo de sociedades que construyeron grandes asentamientos sobre los costados norte y occidental a lo largo de unos cinco mil kilómetros cuadrados.

Sistema de terrazas y caminos: 

Utilizando un sofisticado sistema de terrazas y caminos empedrados lograron construir grandes pueblos en cada una de las cuencas desde el río Tucurinca en el Magdalena, hasta el río Ancho en la Guajira. Los arqueólogos han documentado unos doscientos setenta sitios y se estima que para el siglo XV existieron unos quinientos poblados de distintos tamaños y niveles de complejidad arquitectónica.

Alrededor de los tairona y hacia la Guajira, el Valle del río Cesar, y las sabanas alrededor de la Ciénaga Grande vivían otras sociedades indígenas tales como los guanebucán, los cocinas, los wayuu, los cariachiles, los chimilas y los arhuacos con quienes estaban emparentados o con los que mantenían relaciones de intercambio, alianzas comerciales, y esporádicos conflictos.

Sistemas socioculturales: 

Los taironas desarrollaron complejos sistemas socioculturales y poseían una sociedad estratificada con diversos grupos sociales tales como guerreros, agricultores, mercaderes, y artesanos especialistas.

Al igual que en muchas otras sociedades prehispánicas y actuales, el poder político se concentraba de manera cambiante en jefes civiles y especialistas religiosos, posiciones que al parecer tenían cierto carácter hereditario.

A la llegada de los colonizadores europeos a la zona alrededor de 1514 y el establecimiento de la ciudad de Santa Marta entre 1525 y 1526, existían varias unidades políticas tairona independientes unas de otras que agrupaban distintas poblaciones dentro de sus dominios.

Los españoles, sin entender muy bien a que se referían, las llamaron “los de la provincia de Bonda, los de Pocigüeica, los del Carbón, los de Tairona, los de Seturma” y así sucesivamente, dejando claro sin embargo que no eran un solo “reino” o unidad política. Las cambiantes alianzas y conflictos entre ellos documentados por los cronistas españoles a lo largo del siglo XVI evidencian un panorama político sofisticado y variable que les resultó dificil de comprender e imposible de dominar políticamente.

Agricultura: 

Existen evidencias de una agricultura extensiva e intensiva con gran diversidad de productos como maíz, yuca, fríjol, ahuyama, algodón, y numerosos árboles frutales que unidos a la recolección de miel en colmenas domesticas hacían diversas las actividades productivas.

También se destaca su producción de finas mantas de algodón, su sofisticada orfebrería, la talla de piedras semipreciosas tales como la cornalina, el cuarzo y la variscita, y su arte plumario.

Esto, unido a la extensión de los poblados encontrados en las distintas cuencas nos indica que estas sociedades transformaron e intervinieron el paisaje de la Sierra Nevada de Santa Marta a los largo de casi mil quinientos años.

Existen evidencias de una agricultura extensiva e intensiva con gran diversidad de productos como maíz, yuca, fríjol, ahuyama, algodón, y numerosos árboles frutales que unidos a la recolección de miel en colmenas domesticas hacían diversas las actividades productivas.

También se destaca su producción de finas mantas de algodón, su sofisticada orfebrería, la talla de piedras semipreciosas tales como la cornalina, el cuarzo y la variscita, y su arte plumario.

Esto, unido a la extensión de los poblados encontrados en las distintas cuencas nos indica que estas sociedades transformaron e intervinieron el paisaje de la Sierra Nevada de Santa Marta a los largo de casi mil quinientos años.
Colapso y supervivencia: 

Tras la llegada de los españoles y la entrada de enfermedades del Viejo Mundo a las Américas tales como la viruela, varicela, inlfluenza y peste bubónica entre otras, se registró a lo largo del siglo XVI un colapso poblacional en todos los grupos indígenas que osciló entre un 80 y un 90 por ciento.

Esto, unido a los ciclos de conflicto con los distintos gobernadores de Santa Marta, generó una completa desarticulación sociocultural de las poblaciones ue denominamos “tairona” que implicó el abandono de los grandes pueblos y el movimiento de los sobrevivientes hacia las zonas más alejadas del poder colonial.

A lo largo de los siglos XVII, XVIII, y XIX, quienes sobrevivieron se reconfiguraron lentamente en las actuales poblaciones indígenas a medida que su población volvió a crecer. Durante este tiempo, el estado colonial y posteriormente el republicano, intentaron convertir, organizar e incorporar a los estados colonial y republicano a la población indígena utilizando misioneros de distintas órdenes religiosas, lo cual se extendió hasta finales del siglo XX.

Por esta razón no se fundaron pueblos españoles en las partes altas del macizo, a excepción de San Sebastián de Rábago en 1750 (hoy Nabusimake) y que practicamente quedó abandonado para 1756, y las parroquias indígenas en los siglos XVIII y XIX destinadas a la evangelización, incorporación y control de la población indígena.

Las zonas abandonadas lentamente recuperaron su cobertura vegetal, dando pie a extensiones de bosques secundarios posabandono que cubrieron los grandes asentamientos tairona y sus zonas habitadas.

Nuevos procesos de poblamiento:

Después de la colonización española y ya durante la república, la Sierra Nevada sufrió varios procesos e intentos de poblamiento, incluyendo la fallida creación de colonias agrícolas y la venta de tierras a imigrantes europeos durante el siglo XIX.

Las zonas bajas dieron pié a la agroindustria bananera con la llegada de la United Fruit Company, mientras que la parte media cercana a Santa Marta fue colonizada a finales del siglo XIX por familias y sociedades extranjeras que establecieron los primeros grandes cultivos de café en haciendas como La Victoria, Cincinnati, y Vista Nieve.

Algunos de los más intensos procesos de poblamiento ocurrieron a mediados del Siglo XX por la llegada de cientos de familias provenientes del interior del país en busca de un lugar alejado de la situación de violencia que se vivía en sus lugares de origen. La gran movilización hacia los bosques de la Sierra que se dio a partir de los años setenta se dió a raíz del auge del cultivo de marihuana con destino a mercado internacionales.

Se calcula que en ese último período, miles de hectáreas de bosque fueron taladas para sembrar marihuana cuyo rendimiento económico era veinte veces superior al del café. hasta entonces el cultivo de mayor importancia para la población asentada en la Sierra.

Así las cosas, la posibilidad de enriquecimiento rápido fue el objetivo que movió a muchas personas y la chispa que desató una intensa ola de violencia al interior del macizo y en su zona de influencia. El gobierno erradicó parcialmente los cultivos ilegales con fuertes herbicidas que afectaron los ríos y los suelos.

Algunos colonos dejaron la tierra, otros regresaron al cultivo del café y un número menor de ellos empezó la siembra ilegal de coca. En los años ochenta y noventa aumentó el abandono de tierras y la polarización e intensificación de los conflictos.

La situación actual: 

A esta época de bonanza le siguió el conflicto armado producto, entre otros factores, de la escasa y fragmentada presencia estatal. A pesar de esto, se estima que hay una población campesina de unos 170,000 habitantes distribuidos en toda la Sierra Nevada de Santa Marta.

El avance de la frontera agrícola, la introducción de sistemas de producción y tecnologías inadecuados, la resolución de conflictos de manera violenta, la escasa presencia estatal y la falta de coordinación institucional, han sido algunas de las causas principales del deterioro de los recursos naturales de la Sierra Nevada.

La pérdida de bosques primarios y secundarios ha tenido consecuencias graves en la hidrología de la zona, poniendo en riesgo el futuro abastecimiento de agua para las comunidades tanto de la zona media como baja.



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